
Continúo con el relato «PABLO», te dejo los enlaces de los capítulos anteriores por si has perdido el hilo de la historia…
Parte 1: https://sandraruiz.blog/2019/11/09/pablo-primera-parte/
Parte 2: https://sandraruiz.blog/2019/11/10/pablo-segunda-parte/
Parte 3: https://sandraruiz.blog/2019/11/11/pablo-tercera-parte/
«Cada noche esperaba ansioso encontrarme de nuevo con ella, pero nada, ni rastro de esa dulce mirada.
Le pregunté al grupo de gente con la que la vi la primera vez, pero lo único que me dijeron fue que Lucía no suele salir entre semana ni tampoco todos los fines de semana.
Me lo imaginaba, sabía que ese no era su mundo…
Aún así me jodió el no saber como verla, me cabreaba incluso las ganas que tenía de ella, hasta el tenerla todo el santo día en mi cabeza me molestaba, ¿por qué? si solo ha sido un maldito rollo. Me repetía cada vez que pensaba en Lucía.
Frustrado conmigo mismo esa noche comencé a beber… y desesperado volví a preguntar por ella. El cabreo de esa respuesta me hizo pegarle con todas mis fuerzas a la primera moto que pillé a mi paso. Y como no… esa noche me pelee de nuevo hasta ver mis puños ensangrentados… entonces fue cuando paré de golpear. Y ahí estaba ella, enfrente de mí…
-¡Lucía! -Grité al ver como salió corriendo haciéndose hueco entre la gente.
Corrí detrás de ella hasta intentar alcanzarla, cuando lo logré su mirada… me hablaba de miedo y de terror, sus hombros temblaban…
-Yo… -No me salia ninguna palabra coherente para explicarme, porque nada de lo que yo hacía tenía explicación. Siempre hacía las cosas porque sí, porque me daba la gana.
-¡Suéltame! -Me pidió con voz temblorosa.
-Lo siento… yo… -Quería pedirle perdón, pero no sabía por qué ni como hacerlo…
-No vuelvas a preguntar por mí… este no es mi mundo, Pablo. Lo que pasó la otra noche pasó y punto…, pero nada de esto va conmigo…
Y Lucía se marchó… y yo… quería decirle tantas cosas que no sabía por donde empezar. No quería dejarla marchar, quería seguir conociéndola, saber más de ella. Quería verla todos los días, pasar tiempo con ella, quería volver a besar esos labios…
Sé que ella era el ángel que yo necesitaba para salir de ese ambiente de vagos y maleantes, pero se marchó y yo no pude hacer nada…
Y no la culpo… simplemente agradezco que se cruzara en mi camino, porque hizo darme cuenta que aquel mundo tampoco era el mío. Y sé… que nos volveremos a cruzar y que la próxima vez que eso ocurra será con el Pablo que he sido siempre, no con este disfraz.»
FIN
Espero haberte hecho disfrutar con esta historia que me ha salido desde dentro y he ido creando sobre la marcha. Una de las cosas por las que escribo es porque me encanta la experiencia de escribir sin reglas.
¡Gracias por leerme!