SIN RESPIRACIÓN

Y sentía el vello de su pecho en mi cara y los latidos de su corazón en mi oído… Escuchar ese sonido era lo que más me relajaba en este mundo.

Era tan agradable el calor que desprendía su cuerpo desnudo pegado al mío que me tenía excitada las veinticuatro horas del día…

Su respiración pausada, sus caricias continuadas bajo las sábanas me llamaban continuamente, sus susurros en mi oído provocaban mil sensaciones por todo mi cuerpo…

Siempre quería más y yo… también.

Ese 25 de diciembre me despertó como a mí más me gustaba: con pequeños besos por toda mi espalda. Sentía su barba, su aliento, su lengua hacer un perfecto recorrido por mi columna hasta mi cuello… Eso me hizo sonreír como una tonta enamorada, pero el sentir esos besos en mi cuello provocaron esa clase de palpitaciones por toda mi entrepierna…

Solo él sabía como despertar mis ganas en cuestión de segundos…

Moví mis caderas lentamente, curvé mi espalda hasta toparme con ese glorioso miembro que mi novio, mi amigo, mi todo… tiene entre sus piernas. Duro como una bestia. Eso me excitaba más que nada en ese mundo, sentir esa dureza hincarse en alguna parte de mi cuerpo hacía sacar la loba que llevaba dentro.

Rober cogió mis caderas y me apretujó más contra su cuerpo, sin dejar de besar mi cuello guió sus dedos hasta mi humeante raja. No tenía acceso a ella porque mis piernas estaban tan apretadas que los muslos me dolían. En un movimiento, se tumbó encima de mi cuerpo y sus besos continuaron por mi boca hasta casi dejarme sin respiración, sus manos buscaron mis manos hasta guiarlas por encima de mi cabeza… Necesitaba abrazarlo y guiarlo hasta donde yo quería, pero él no me dejaba. Quería ese control que yo no podía negarle porque me dejaba extasiada con cada movimiento que compartía conmigo, con cada beso que me daba, con cada mordisco que recibía…

Yo solo… me dejaba llevar…

Rober mordía mis labios con ímpetu, tiraba de mis pezones mientras me besaba con fuerza. Bajó hasta mi cuello… y cada vez que me hincaba los dientes en esa zona mi cuerpo se convertía en pura gelatina… Éste se movió hasta conseguir colocarse entre mis piernas, hundió su nariz entre mi pelo y comenzó a tentar la entrada del placer con su dura verga… Yo me retorcía bajo su fuerte cuerpo sin poder evitar esas ganas que ya correteaban por mis venas. Necesitaba moverme a su ritmo, necesitaba sentirlo en lo más profundo de mi ser… necesitaba hacerlo mío y yo sentirme suya.

Sus movimientos comenzaron siendo lentos y pausados hasta que mis piernas lo enroscaron por su cintura… Eso lo encendió aún más. Sabía que esa postura le excitaba, sabía que arañarle la espalda lo llevaría al límite… y así lo hice…

Mis uñas se clavaron en su piel, haciendo un recorrido por su espalda hasta su trasero, cuando conseguí agarrar sus cachetes con fuerza, lo guié hasta ese placer que estaba a punto de estallar dentro de mis entrañas. Sus embestidas frenéticas me hacían tocar el cielo, entraba y salía de mí sin ningún miramiento… Y yo me quería morir de gusto. No podía más, no quería seguir conteniendo ese placer que llevaba minutos sintiendo.

Me palpitaba todo el cuerpo, sentía mis pezones duros como una piedra y que su vello los rozara con sus movimientos me ponían completamente fuera de sí, su aliento entrecortado en mi oído hacía olvidarme hasta de mi nombre… y ahí fue cuando dejé de respirar, dejé que ese placer me poseyera de pies a cabeza, me abandoné hasta creer que dejaría de existir…

Completa es como este maravillo Ser llamado Rober me hace sentir con solo susurrar mi nombre en mi oído…

Procesando…
¡Lo lograste! Ya estás en la lista.

Publicado por Sandra Ruiz

Amante de los libros que me dejan huella. En ocasiones escribo y en muchas otras sueño despierta...

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